¿Has escuchado esa frase que dice “como perros y gatos”? Hoy en día hay muchos videos virales que nos han ayudado a descartar este mito, demostrándonos de un modo adorable todo lo bien que se la pueden llevar estas mascotas, sin embargo, podrías tener en casa a un gato agresivo con tu perro.
Hay varias razones por las cuales un gato podría tornarse hostil con un compañero canino. Posiblemente no está acostumbrado a convivir con este tipo de mascotas, quizás el cachorro invade de alguna forma su espacio o hay estímulos externos que mantienen a tu minino alterado o irritable.
A continuación te hablaremos en detalle de todas las posibles causas por las cuales el gato está atacando al perro y de qué forma podrás remediarlo de manera amorosa, paciente y preventiva.
La personalidad de los gatos puede variar mucho de un animal a otro. Incluso viviendo en la misma casa, sometidos a los mismos estímulos y recibiendo las mismas atenciones, puedes tener entre tus mininos a un animal amoroso y paciente, mientras que el otro se muestra un poco más irritable ante ciertos estímulos.
En general es bueno saber algunas cosas: a diferencia de los perros, los gatos son muy susceptibles a los cambios, defienden su espacio de un modo enfático y pueden reaccionar con cierta irritabilidad a determinadas situaciones.
Si notas que tu gato ataca a tu perro, evalúa primero las condiciones en las cuales se está produciendo el incidente: podría ser un caso circunstancial, podría ser una situación más que justificada o podría estarse convirtiendo en un problema recurrente, ante el cual hay que actuar sin lugar a dudas. Vamos a evaluar cada una de las alternativas.
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Si tu gato ha convivido con perros antes, su tolerancia ante la presencia de un canino será mayor. Si es la primera vez que tu gato tiene a un perro en casa, las probabilidades de que se muestre receloso al principio son muy elevadas.
Como dijimos anteriormente, los gatos son mascotas territorialistas y susceptibles a los cambios, así que cada vez que llega un nuevo integrante a la familia, es normal que se muestre receloso al principio.
Permítele que se acostumbre a su nuevo hermano peludo y promueve una sana convivencia actuando de modo preventivo, prudente y amoroso.
Si tu gato ha tenido una mala experiencia con perros en el pasado (ataques, situaciones de tensión o es susceptible a la presencia de estos animales), te aconsejamos evaluar de una forma muy concienzuda la idea de traer a un canino a casa.
Lo creas o no, los gatos son muy susceptibles a las situaciones traumáticas y difícilmente superan algunos de estos episodios, a menos que cuenten con el apoyo de un etólogo, así que si hay alguna predisposición, es mejor descartar una adopción que pueda traer inconvenientes serios a futuro. Acabarás teniendo en casa a dos animalitos estresados y las consecuencias podrían ser muy serias.
Si tienes en casa a un gato adulto y adoptas a un cachorro o a un perro joven, las probabilidades de que el canino, inocentemente, se extralimite con tu minino, son muy elevadas.
El perro querrá jugar, perseguir a ese nuevo amigo peludo y pasar la mayor parte del tiempo con él, entusiasmo que probablemente no le guste a tu gato. Si notas que tu minino se muestra un poco hostil ante las manifestaciones de afecto de tu nuevo cachorro, intenta mantenerlos en áreas separadas, al menos mientras se acostumbran a convivir el uno con el otro.
Si existe algo en su territorio que el gato sienta que debe proteger, actuará de un modo agresivo sin lugar a dudas. Esas cosas valiosas para él pueden ser sus espacios favoritos, su alimento o tú mismo.
Tu gato podría demostrarse agresivo con tu perro e incluso con otros gatos durante un episodio de celos. Otra situación circunstancial pero que debes considerar tratándose de un gato agresivo, es si hay gatitos o no en casa.
Las gatas que deben cuidar de sus gatitos pueden tornarse muy agresivas ante la más mínima amenaza, sin importar la especie animal que sea. Sé tolerante y toma todas las precauciones necesarias para evitar los contratiempos, porque la fiereza de tu mamá gata es perfectamente justificada.
Si hay factores ambientales que están repercutiendo en el carácter de tu mascota, las probabilidades de que se muestre irritable ante ciertas presencias o estímulos es mayor. Un gato estresado o angustiado podría tornarse hostil incluso contigo.
Evalúa algunos de estos escenarios: mudanza, cambios radicales en el hogar, llegada de nuevos miembros a la familia, situaciones de estrés en general. Cualquiera de estas cosas, sumadas a la presencia de un perro, podría ser demasiado para tu gato y desencadenar en episodios de agresividad.
Por lo general los gatos rehuyen los enfrentamientos. Los felinos domésticos o salvajes prefieren recurrir primero a las vocalizaciones y a las señales de advertencia antes que atacar, pero si éstas son ignoradas, desde luego que puedes encontrarte con un buen zarpazo.
Si la situación se pone tensa y los ataques escalan en agresividad, hay que tomar medidas de inmediato, porque esto podría conllevar a lesiones serias en alguna de las dos mascotas.
Lo primero que debes hacer, mientras la pacífica convivencia progresa, es darle a cada uno su espacio. Sin embargo, ten presente esta sugerencia: permite que el contacto visual entre ambas mascotas permanezca, por lo que será bueno el uso de rejillas u otros implementos similares.
De esta forma, cada uno respetará el espacio del otro, pero no olvidarán que hay un nuevo peludo en casa y que de ahora en adelante el territorio es compartido.
Las feromonas sintéticas son fantásticas para ayudar a un gatito estresado a calmarse y relajarse. Le recuerdan a esa época de la lactancia en la cual la madre las liberaba para sus crías, creando un entorno apacible y cálido.
Esto ayudará mucho, especialmente si tienes sospecha de que la agresividad de tu gato se debe a ansiedad o estrés.
Presentar paulatinamente a las mascotas es una buena estrategia para alcanzar una convivencia feliz entre tu perro y tu gato, sin embargo, debes tener en cuenta en qué condiciones se está dando el panorama: ¿tu gato ya vivía en casa o está incorporándose a la familia?
Si el gato ya estaba en casa para el momento en el que adoptaste a tu cachorro, debes dar prioridad a la primera mascota.
No cambies demasiado la rutina de tu minino, mucho menos restrinjas sus espacios y la libertad de moverse por casa como siempre lo ha hecho. Enfócate en el cachorro y trabaja con él, para que aprenda a incorporarse saludablemente a la familia.
Si es el gato el que está llegando a casa, debes estar muy atento. Podríamos tener un episodio en el que sea el perro el que ataque al minino y las consecuencias podrían ser realmente alarmantes. En este caso ofrece a tu nuevo gatito un espacio cerrado y tranquilo en el que pueda sentirse seguro y a sus anchas.
Ve ampliando su territorio conforme evalúas la tolerancia de tu perro, asegurándote de que no ocurrirán episodios agresivos por parte de ninguno de los dos.
Siguiendo todos estos consejos y actuando un paso a la vez, es bastante probable que la tolerancia de tu gato hacia su nuevo compañero perruno aumente y acabes por tener a un par de mascotas que se adoren.
Si los ataques de tu gato continúan a pesar de seguir nuestras recomendaciones, intenta ponerte en contacto con un veterinario experto en etología. Podrá evaluar la situación particular de tu mascota, las características del entorno y aportarte soluciones eficaces.
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Referencias bibliográficas:
Jungla Luque (2020). Mi gato ataca a mi perro – ¿Por qué y qué hacer? Experto Animal. Recuperado de: https://www.expertoanimal.com/mi-gato-ataca-a-mi-perro-por-que-y-que-hacer-24802.html
Etología felina (S/F). La agresividad del gato. Etología veterinaria. Recuperado de: https://www.etologiaveterinaria.net/la-agresividad-del-gato/